Adriana rompe a llorar, como tantas y tantas veces ha hecho durante aquel largo e interminable mes, no ha podido evitarlo nunca, estar en el coche encender la radio y escuchar una lenta, una rapida, cualquier canción ... le hace pensar en ella, en su alegría, y en su tristeza, en sus enfados, en sus risas ... Caminar por la calle y encontrarse una piedra y acordarse de sus largos paseos, de esos chutes que se hacían entre carcajadas y carcajadas. Encender la televisión y ver aquel anuncio tan curioso donde aquel hombre decía algo que les hacía taparse la boca para no estallar ... Son muchos momentos juntos y un mes al lado de tantos no ha conseguido nada.
Sigue recordando perfectamente todo de ella, su sonrisa, sus perfectos y blancos dientes, sus ojos, esos mismos ojos que irradiaban felicidad hasta en un día de lluvia, esa risa bobalicona que la hacía reír hasta altas horas de la madrugada ... Como iba a olvidarla así sin más?
Sus consejos en el momento oportuno, sus chistes malos, sus respuestas sin sentido o esas bromas en clase que hacían que más de uno tuviera que ser expulsado por dosis de humor. Ese vocabulario tan curioso que solo ella decía, palabras como "malmelada" para referirse a la mermelada, una cosa que para nada le gustaba.
No puede evitar sonreír, una sonrisa que a continuación hace que lágrimas y lágrimas broten, cada vez más fuertes, haciendo piña y animando a que caigan más.
Entonces es cuando recuerda la frase aquella tan conocida: "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" Como puede ser que un dicho tenga tanta verdad? Tanta razón hay en estas nueve palabras?
Como se arrepiente de sus enfados, de sus rabietas de niña pequeña, de sus mentiras piadosas que con el tiempo se iban haciendo más grandes. Como se arrepiente de haberla engañado en tantas y tantas ocasiones, de haberse ido cuando más la necesitaba y de haber echo oídos sordos cuando había tenido un problema importante.
No ha estado allí cuando ella la ha necesitado, sin embargo ella siempre ha estado allí para Adriana, en los buenos y en los malos momentos, cuando sobraban risas y cuando lo hacían las lágrimas, cuando les dolía la barriga de tanto reír o cuando les dolía de tanto llorar.
Si reían, reían juntas, y si lloraban, lo hacían también juntas. Lo habían compartido practicamente todo, su infancia, su adolescencia, bueno, la mitad de ella ... Adriana vuelve a entristecerse al acordarse. Y de nuevo, no puede evitarlo, y vuelve a romper a llorar.
Le hace daño por dentro no tenerla ahora, no decirle lo que piensa, haber sido una cobarde.
Continuará ...
-Laia
Comentad más abajo si queréis ver la continuación de esta historia en otro post, si cambiarias algo, que os ha parecido ...
Me parece una historia muy bien escrita y es preciosa, ya te lo he dicho! Me encanta, nunca me cansaré de leerla! Como la describes es una pasada... Buff <3
ResponderEliminarMuchas graacias Judith, y sobretodo gracias por leerla de nuevoo:) Un besiito!
Eliminar-Laia